Fue acompañado por familiares del Gral. Pujato, los expedicionarios antárquicos diamantinos D. Felipe Sosa y D. Hilario Schunk, legisladores, concejales, autoridades provinciales, departamentales, municipales, de Seguridad, civiles, eclesiásticas, escolares instituciones y pueblo diamantino.

El Intendente y Sr. Eduardo Pujato, sobrino del Pionero Antárquico y Primer Explorador Polar Argentino, fueron los encargados de izar el Pabellón Nacional, permitiendo así entonar el Himno Nacional Argentino y la Marcha de Entre Ríos. Seguidamente el Fiscal de Faltas Municipal, Dr. Maximiliano Geuna, y el Suboficial Mayor (Retirado), Hilario Schunk, depositaron una Palma de Laureles al Pie de Monolito “Hernán Pujato”. Cabe destacar que Schunk invernó en la Antártida en los 1971 en Base del Ejercito Esperanza; en 1972 en Base Gral. Belgrano; 1980 y 1989 en Base Belgrano II.

QUIEN FUE HERNÁN PUJATO   

El Cronista Histórico, Prof. Ricardo Brumatti, fue el encargado de referirse a la fecha y destacó en su discurso que “un día como hoy pero en 1904 nació en nuestra ciudad Hernán Pujato, hijo de José Diego Pujato, un hombre que fue Presidente Municipal entre 1900 y 1903, Concejal y Jefe de Policía; y de Martina García, quienes formaron una familia que le dio la semilla de las virtudes, que supo luego desarrollar y que le permitieron moldear su gran personalidad: integridad, austeridad, fortaleza espiritual y amor a la Patria”.

Pujato cursó su ciclo escolar en nuestra ciudad, sus primeros palotes en el Colegio Santa María, y como era todavía una escuela elemental, finalizó sus últimos grados en la Escuela N° 1 “Independencia”. Viajó a Buenos Aires para cursar el secundario y luego, su paso por el Colegio Militar de la Nación, “terminaron de preparar a ese todo, donde el hombre, el militar, el idealista, el visionario y el hacedor, se mezclaron y lo hicieron comenzar a andar. Así se plasmó la figura de quien sería el General Hernán Pujato”.

Según Brumatti, “en poco tiempo, tomó contacto con los elementos con quienes conviviría en el futuro: hielo, nieve y frío. Sus servicios en unidades de montaña, le permitieron adquirir la aptitud de esquiador militar y andinista, desarrollando una gran actividad en la montaña”.

A su vez, destacó que “de regreso de su misión militar en Bolivia, durante 1949 se concretó que fuera autorizado a realizar por propia solicitud, un curso de supervivencia polar en Alaska, sumando así experiencia y además, comprar por su iniciativa los primeros cuarenta perros polares para la Argentina. Fue convocado en 1950 por el Presidente de la Nación, el General Perón, para que preparara una Expedición Científica Polar y asumiera su jefatura, para lo que fue menester tener disciplina de trabajo, severidad en el análisis y un exacto planeamiento, no sólo por lo riesgoso de la misión, sino por los problemas a vencer. Esto le permitió poner el pie en el continente helado y erigir la Base “Gral. San Martín” en 1951 en un área casi inexplorada”.

“Logró sucesivamente que se construyera el tan necesitado Rompehielos San Martín, se creara el Instituto Antártico Argentino, que en un merecido reconocimiento se le denominó con su nombre, llevar adelante la expedición Polar Argentina al Mar de Weddell y fundar la Base "General Belgrano” señaló.

“Realizó el reconocimiento de un área nunca antes explorada, con un equipo de gente especialmente elegida y entrenada, realizando vuelos en dos pequeños aviones, en los que intervino personalmente como piloto en uno de ellos. Este hecho tiene el gran valor para fundamentar nuestros derechos antárticos, pues antes nadie había sobrevolado esa latitud al sur de la barrera de los hielos. Allí fue donde ubicaron e identificaron una serie de accidentes geográficos que se bautizaron con topónimos relacionados con el lugar de nacimiento de los tripulantes, entre ellos el nunataks Entre Ríos y el cordón Diamante” sostuvo Brumatti.

El historiador diamantino indicó que “a su avión lo perdió en un accidente en noviembre de 1956, cuando en un vuelo, se produjo una formación de hielo en el carburador, lo que provocó que el aparato se estrellara violentamente y quedara totalmente destruido, salvándose Pujato milagrosamente. Rescatado por el otro avión que integraba el grupo de reconocimiento, en un momento se hallaban a 600 Km. de la base”.

Estos hechos fueron de una extraordinaria magnitud por los grandes sacrificios realizados por Pujato y su equipo, el aislamiento a que se vieron sometidos, los riesgos vividos, pero con un resultado superlativo al marcar la presencia del País en la Antártida y dejar abierto el camino para que otros continuaran la tarea, pero a la vez y como bien lo dijo: “Fuimos los primeros ocupantes y descubridores de esta región. Lo decimos porque la Patria tiene sus derechos irrebatibles que nadie puede desconocer”.

Según relata Brumatti, “al producirse en 1955 la llamada Revolución Libertadora, como una parte más de esos tantos desencuentros entre argentinos, las nuevas autoridades decidieron cuestionarlo por el simple hecho de haberse llevado todo esto durante el gobierno del general Perón y a pesar de haber sido apolítico toda su vida, fue tildado de “peronista”. Así fue que al regresar al año siguiente fue ignorado, pero lo más grave fue dejar de lado toda su obra, dejando pasar una oportunidad histórica de nuestro País en ese momento, para seguir trabajando para fijar todo ello en los foros internacionales. Ante tal situación, decidió tomar distancia y solicitó su pase a Retiro Voluntario en 1958”.

Brumatti destacó la integridad moral de Pujato, retomando las palabras de uno de los estudiosos de los temas antárticos, el Coronel (R) Adolfo Quevedo Paiva, cuando expresó: “Los méritos aquilatados por el señor general Pujato, tuvieron siempre el signo de la austeridad, del desinterés y de sus convicciones patrióticas. Pudo hacerlo con naturalidad, renunciando inclusive a percibir con absoluto altruismo emolumentos especiales que le correspondían y hasta sufragó de su propio peculio adquisiciones o gastos cuando lo asignado resultaba insuficiente. Gozó permanentemente de la satisfacción del deber cumplido con total recato, pese a tener el honor de recibir, la mayor y más importante cantidad de distinciones oficiales, conferidas por su profesionalismo a un militar en el siglo XX”.

Falleció el 7 de setiembre de 2003, a los 99 años. Sus cenizas fueron trasladadas y descansan en la Base Antártica “General San Martín” según fuera su deseo. Con total justicia, Pujato ha tenido varias distinciones en Diamante.