Dos cicloturistas, Alanderson (Brasil) y Erica (Argentina), se unieron para iniciar un sueño: pedalear por diferentes pueblos y culturas de América del Sur.
En el año de la Copa del Mundo 2014, un carioca y una cordobesa dejaron sus rivalidades en la cancha de fútbol para juntos emprender el viaje de sus sueños sobre dos ruedas.
“Durante 2013, tuvimos muchas idas y venidas de Córdoba - Rio de Janeiro, Rio de Janeiro - Córdoba, en modalidad aérea y terrestre (50 horas de viaje). Así comenzamos a compartir el sueño de viajar por América del Sur”, cuenta Alanderson.
Hace unos cuatro meses salieron desde Río. El itinerario a partir de mañana será Paraná, Helvecia (Santa Fe), San Francisco (Córdoba; lugar de residencia de Erica), Mendoza, Santiago de Chile, Puerto Montt, Bariloche, Ruta 40 hacia el norte hasta llegar a La Quiaca, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador y Venezuela.
“Tenemos la idea de llegar a Trinidad y Tobago”, dice Alanderson. Y recuerda: “Cuando iba a la escuela entablé una discusión con mi maestra, porque hacía pocos años que se acababa de conformar ese país y se constituía en el tercer Estado limítrofe con Brasil al norte; aunque ella sostenía que había sólo dos. En honor a esa disputa, culminaremos ahí nuestro itinerario”.
La pareja planea recorrer más de 25 mil kilómetros de los que llevan alrededor de 3.700.

Sueño y elección
“Todo lo que soñamos lo estamos convirtiendo en realidad”, dicen al unísono. Y rematan: “Tenemos como premisa nunca decir que no a un ofrecimiento, porque queremos conocer gente, ver cómo viven, qué les pasa, cómo piensan. Tampoco pagamos hospedaje porque tenemos poco dinero y básicamente sólo nos alcanza para comer”.
La pareja mencionó que acampan en el Parque Nacional Pre Delta. “Es un lugar hermoso, donde podemos convivir con la naturaleza”, destacaron.
Los viajeros eligieron la bicicleta por varias razones. Se trata de un medio de transporte económico que solo necesita del motor humano; posee una velocidad que permite conocer y disfrutar de cada lugar al máximo; y permite percibir el medio natural que nos rodea sin ventanas, disfrutando sin barreras del viento, lluvia, olores, sonidos e inclusive las personas.