Los primeros
El viaje, la ruta y las motos conducen a Diamante y unen a los amigos y familias que eligen el evento motero más grande de Sudamérica. Los primeros en llegar ya disfrutan del predio, y aseguran que los convoca la pasión por las dos ruedas y la aventura.
En igual sentido, Mario Lange destaca que es “un evento familiar para pasarla bien”. Mario cuenta que viene desde la primera edición del encuentro, “La primera vez vinimos dos hermanos, y ahora ya venimos con nuestras familias e hijos. Es hermoso”, reflexiona.
Mario y su familia llegaron desde Villa Mercedes, San Luis. “El domingo hicimos los 700 kilómetros que nos separan, y el lunes a primera hora armamos la carpa en la que vamos a estar hasta el próximo lunes”, relató.
Los 14 miembros de la familia Lange vinieron en tres motos Royal Enfiel, una de ellas con sidecar; una Yamaha, una Rouser, y una BSA.
Emanuel y Elisa vinieron de Paraná, como desde hace ocho años. Mientras preparan un asado, cuentan que se quedarán a acampar en el predio y muestran sus motos: una Motomel 250 y una Gilera 110.
Amigos
Nicolás y Sergio viajaron desde Olavarría en una Twister Honda 250 y una Beta Chronos 250. “Nos aventuramos al viaje y llegamos el martes”, cuentan los jóvenes que visitan por primera vez este encuentro.
Por cuarto año consecutivo, llegó un grupo de amigos rosarinos que aseguran que vienen a Diamante porque es el motoencuentro más grande, “porque nos gustan los fierros, porque amamos las motos”, argumentan. Y comentan que trajeron cinco motos: “dos andando y tres en un tráiler”.
Puesteros
Carolina, Claudio, Diego y Luciano tendrán un puesto de ropa dentro de la carpa principal. “Somos de diferentes lugares. Carlos Paz, San Francisco y Rafaela. Y vinimos para trabajar y con muchas expectativas”, señalan.