Entre flores y relatos se alza el canto viejo
En cada luna de Diamante payadores, animadores, palenqueros, apadrinadores y gauchos desfilan por el Mangrullo “Don Rafael Bueno”. En comunión campera llevan adelante la Reina de La Jineteadas, como la bautizó alguna vez el Pampa Cruz. Este año la animación en el mangrullo estuvo a cargo de tres entrerrianos, el Chano Izaguirre, Carlos Espindola y el Paisano Ocampo. En tanto, que los payadores fueron el diamantino Juan Rivero, Fabián Giménez, Pedro Saubire e Iván Hosftetter.
SIEMPRE AGRADECIDO
“Estar en Diamante es el sueño de muchos relatores, conductores o amigos que tienen la posibilidad de estar en un escenario, yo considero que a veces estamos de paso en la vida y por los escenarios también, pero no olvido los momentos vividos y felices que me ha dado este escenario de Diamante. Creo que siempre uno lo sueña desde muy pequeño y mirando a amigos y conocidos y a toda esa gente que pasó por el escenario Rafael Bueno y hasta el mismo Rafael, admiramos su trabajo. Hoy formar parte del Festival, porque así lo sentimos es más que un placer” concluyó.
“PAYADOR SE NACE Y CON EL TIEMPO SE TEMPLA COMO EL FIERRO”
Ser payador es un compromiso muy grande, al igual que ser jinete o tropillero, cada trabajo tiene su responsabilidad. Ya es el cuarto año que estamos en el Mangrullo y es la responsabilidad que tenemos todos los fines de semanas en todos los festivales, manifestó Iván Hosftetter.
Payador se nace y con el tiempo se templa como el fierro, al payador hay que templarlo a fuego, con tranquilidad, hay que saber escuchar, nunca se termina de aprender y para estar con payadores buenos tenes que templarte con los buenos, sentir el rigor, así describía su arte Hosftetter.
“La payada es repentina y nace en el momento, tener el don de hilvanar versos para hacerlo lo mejor posible para la gente” agregó. Y continuó contando: “Para el floreo muchos dicen que tengo algo del Tape Chaná, aunque en las payadas tengo mucho de Úberfil Concepción, que se lo conoce como el “camorrero” porque es bravo para improvisar. Úberfil me decía que era el caborterito, pero creo que tengo un poco de todos, de Liliana Salvat, de Cacho Márquez, de todos trato de sacar lo mejor para templar día a día mi payada”. Al hablar de las payadas de contrapunto aclaró que son difíciles y que es partidario que un tema se eche a la bolsa y el payador tenga que desarrollar sobre ese tema. “Muchos creen que nosotros tenemos las cosas armadas, pero no nos sirve, es todo en el momento. Lo más importante de las payadas es que la gente las disfrutes” puntualizó. Para despedirse dejó su última payada: “Si nací para payar desde los tiempos de antes, siempre traigo un consonante en mis seis cuerda viajeras, en noches festivaleras y sobre todo en Diamante. Se sabe la inundación azota mí litoral, se la está pasando mal, brota un lagrimón , llorará algún corazón pero hay que tener aguante, hay que echar para adelante igual y pegarle un grito y hacerse un poco un tiempito para venirse a Diamante.